EL MAQUERO QUE SE FUE AL CIELO EN SU BICICLETA Y ALLÁ HACE ZANJAS Y VENDE MANÍ, TUNJAS Y PULPA DE TAMARINDO
Por: Evaristo Marcano Marín
No te tires, porque si te tiras, te jodes. Esto solía decir Luis Fernando, cuando debía lidiar con una iguana, que la veía en lo alto de una mata.
Su vida fue un poco eso. Todo lo que le parecía alto, lo retaba, porque seguro estaba que lo aprovecharía. Todo lo que la vida le tiraba, hacía de esa situación una bendición y con esas bendiciones le estaba dando sentido a su milagro: su familia.
Luis Fernando sólo necesitó de su voluntad para trabajar, un pico, una pala y su bicicleta, con la cual salía a trabajar. Ella le permitió un día de abril, tomar la subida hacia el cielo y en su parrilla, montó su pico, su pala y una cesta que le pidió a Severina para llevársela con él. Por allá, él debe andar abriendo zanjas, mezclando cemento y en los ratos libres, vendiendo pulpa de tamarindo y tunja que prepara, como las que hacía con su compañera Severina.
En una oportunidad, la vida en Juangriego le estuvo tirando unas cabeza de malacho que se las ganaba trabajando y él, las agarraba y con esas cabezas, Severina, que es una mujer de Fogón y leña, preparaba con la vitualla un sabroso sancocho para darle de comer a su sientes hijos.
Luis Fernando fue albañil. Supo como albañil y sin haber culminado un Sesto grado, echar las bases de una bonita familia que ha sido su gran obra. Lo que no pudo hacer por él, porque desde niño, tuvo que ayudar a su mamá, lo realizó con cada uno de sus siete hijos.
II
Maneto, como mejor se le conoció en el pueblo, es uno de estos personajes nuestros que nos permiten confirmar que la familia (Papá y mamá) y el ejemplo que ellos fomentan, es (sociológicamente hablando) un factor fundamental en el futuro de la familia.
Al ir conociendo un poco la historia de Maneto, se me fueron abriendo otras historias familiares del pueblo muy parecidas. El trabajo, el amor y la necesidad para echar palante fue motor y combustible.
Como padre de familia, Maneto no dejó de hacer lo que de niño hizo una vez en los Millanes. Luis Fernando salía a los Millanes a venderles las arepas a su mamá Felipa(*). Un día, trataron de quitarle el mapire con las arepas y Maneto se fajó para defenderlas. Termina con la bicicleta sobre su cuerpo y todo aporreado, pero con el mapire de arepa completo. Su vida fue una lucha para defender la arepa a sus hijos: José Luis Marcano (chiquito) y Luver Ramón (Mon), Milennys, Felipa, Luis, Katiuska y Freddys.
Después de trabajar de lunes a sábado en la albañilería; el domingo hacía equipo con Severina para hacer el Majarete que sus hijos salían a vender por todo El Marco. Luver y Chico en Maco Arriba y los demás se repartían los otros sectores. En los días de escuela, Luver vendía pulpa de tamarindo y cuando había béisbol en El Maco, Maneto se fajaba a vender maní, pulpa de tamarindo y Tunja.
Este humilde hombre que nació un 31 de mayo 1944, tuvo la familia como norte, el pico y la pala como una bendición y una bicicleta que siempre le sirvió para salir por los pueblos a ganarse la vida y con ella, se fue al cielo un 30 de abril 2013. Así lo recoge en una bonita décima que Angel Marino Ramirez Velásquez le dedicó.
Fue Luis Fernando Marcano
El padre de siete ramas:
Siete hijos, siete llamas
Parte de un árbol humano
Luis Fernando, el ciudadano
Luis Fernando, el gran abuelo
Dejen que saque el pañuelo,
No me puedo contener,
Que el viejo se fue a correr
Su bicicleta en el cielo.
Esta es la primera décima de cuatro, que le escribió Ángel Marino Ramirez Velásquez.
(*) Felipa Marcano fue una de las tres grandes parteras de El Marco. El diciembre, 2019 escribimos una notas sobre nuestras parteras con el título: *Tres humildes y milagrosas mujeres maquetas: Chepa, Isidra y Felipa*
http://museovirtualelmaco.blogspot.com/2019/12/treshumildes-y-milagrosas-mujeres.html?m=1
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