APARICIA Por: Evaristo Marcano Marín (marcano.evaristo@gmail.com)

 


A las madres maqueras, que como APARICIA, no sintieron el dolor del parto.


Poetas de la talla de Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Mario Benedetti, Miguel de Unamuno y Gustavo Adolfo Bécquer entre otros, le cantaron a la madre con hermosos y tiernos versos. Como término; el significado de la palabra "madre" no se resume en dolores y contracciones de parto. Como término, la palabra "madre" tiene el sentido de un manantial. De él, siempre brota agua clara y cristalina.

Pablo Neruda vio a través de un poema, le dio significado a esa mujer, que le dio desde el cariño que no pudo darle su madre biológica. No lo parió, pero los versos nos permiten afinar el sentido de ese amor.

"Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte

 la leche de los senos como de un manantial,

por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte

en la risa de oro y la voz de cristal”.

Bonitas metáforas para darle sentido a la palabra madre.

II

Los sábados entre 8 y 9 de la mañana, teníamos la costumbre de vernos en la casa de Pablo Salazar. Sin aviso previo, todos sabíamos que previo a cualquier movimiento del fin de semana, debíamos caer en la casita de Pablo o nos reuníamos allí, bajo la sombra de ese gran roble que ya no está y estuvo al lado de la casita de Pablo.

Desde muy temprano, era un ir y venir entre la cocina, un cuarto y el fondo de la casa. Ella No supo de dolores de parto, pero ese dolor no le hizo falta para ser una extraordinaria madre y llevar junto su hermana; el cuidado de sus hijos, que aunque fueron hijos de su hermana, ella los lleva todos los días en sus angustias y en su corazón. Ella prácticamente se desprendió de su vida y de su tiempo. Su motivo de vida fueron estos ochos sobrinos que los llevó con una dedicación exclusiva.  Mientras la Sra. Goya salía a caminar por los pueblos para acompañar a Pablo en su empeño de sacar a su familia adelante; Aparicia estaba todos los días dispuesta con mucho amor para andar sobre cada uno de los hijos de Pablo y Goya.

En esa casita, cuya entrada daba por la calle principal del pueblo. Uno a uno íbamos llegando y ahí la veíamos en su trajín.

Aparecía llenaba el momento. Todo era un ir y venir por la casa y en cada recorrido, llevaba la misión de Moncho, Pablito y Alexis que eran los que más la ocupaban porque eran tres de los cuatro varones de la familia.  Ella era capaz de pelearse y regañarse ella misma, antes que regañar a Moncho o Pablo. 

Fue una mujer que vivió intensamente y con mucho amor, su condición de madre y haber sentido el dólar de parto.

No fue Aparecía la única mujer maquera que tuvo esa suerte.  Lucia Rojas (tía Lucía) Alicia Velásquez y Maela Ríos, vivieron también intensamente ese proceso. Seguro que otras mujeres más del pueblo, cuyos nombres no me vinieron a la mente en el momento que escribía está nota, sintieron el ser madre sin haber vivido el dolor de un parto.

 

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