Cuatro Cuñados, Catorce Sobrinos en Convivencia Perfectas sin Empalizadas
Por:
Nelson Velásquez
Debo comenzar este Artículo, definiendo la palabra Matriarcado como el predominio o mayor autoridad de la mujer en una sociedad o grupo social. La palabra Matriarcado refiere a un tipo de sociedad en la cual las mujeres tienen un rol central de liderazgo político, autoridad moral, control de la propiedad y de la custodia de sus hijos; esta cualidad de Matriarcado data desde nuestros pueblos primitivos.
Hoy quiero hacer referencia a un Matriarcado
donde la mujer, no necesariamente tiene
que estar sola, cumpliendo el rol de
padre y madre para ejercer su liderazgo; sino, en casos donde existiendo en el hogar la figura paterna, es la mujer la que lleva el control de muchas resposabilidades, hasta de la toma de
decisiones.
En nuestra Isla
de Margarita, el concepto de Matriarcado
tuvo mucha influencia en sus mujeres,
desde los primeros tiempos de su fundación; hoy vemos como muchos pueblos de la Isla llevan por nombre apellidos de mujeres que
tuvieron una participación destacada en sus comunidades y que, como
reconocimiento a ese liderazgo, muchos pueblos llevan sus nombres, tales como “Las Marvales”, “Las Giles”, “Las Hernández”,
“Las Guevaras”.
Sin duda, que el efecto cascada del Matriarcado también llegó a nuestro Maco, haciendo recio el carácter de
nuestras mujeres; carácter que se manifestaba en las relaciones interpersonales
con los demás miembros de su comunidad. Cuando pequeño, recuerdo haber presenciado en el sector donde viví, El Rincón del
Perro, muchas “Peleas verbales”, generalmente entre mujeres, lo mismo sucedía en otros sectores del pueblo. En este tipo de
discusiones, cada mujer quería atribuirse la razón gritando más fuerte que la
otra, como tratando de imponer su carácter.
Durante la época de la Dictadura de Marcos
Pérez Jiménez, el Comisario de turno en
El Maco, Estílito Alfonso, arrestó a
varias mujeres por pelear y alterar el orden
público. Las discusiones también eran muy frecuentes entre familias, afectando la
comunicación a muchos de sus miembros.
Conocí el caso de hermanos que permanecieron bravos por mucho tiempo,
cuyos primos no se trataban, y en caso de haber algún trato,
era muy distanciado, con carencia de ese amor que debe existir entre familiares con un
grado de consanguinidad tan cercano.
Como ejemplo de la influencia del término Matriarcado en la mujer de nuestro Maco, vemos como muchos de los establecimientos comerciales están referidos al nombre de una mujer, por ejemplo: “La tienda de Simplicia Carrión” “La zona Franca de Dolores”, “la Bodega de Quintina”, “La Bodega de Federica”, “La Bodega de Amaranta”, “La Bodega de Isabel Bastardo”, “La bodega de María Dolores”. Todos estos negocios fueron constituidos por la pareja, sin embargo, tuvo mayor peso para referirlas el nombre de la mujer. También ponemos como ejemplo a la mujer cuando vamos a referirnos a una persona y decimos: Dalmiro el de Tomasa, Nelson el de Anastasia, Evaristico el de Evangelista, Chindito el de Quintina y así, muchos casos más.
Habiendo presenciado todas estas situaciones que se han ido superando a través del tiempo,
quiero hacer referencia al modo de convivir de DOS FAMILIAS, que marcaron
para mí el concepto de “UNA CONVIVENCIA PERFECTA”,
por llamarlo de alguna manera. Dos familias que sumaban 18 INTEGRANTES y donde nunca
observé ningún tipo de peleas, discusión, bravura ni enojo alguno. Quiero
referirme a las familias formadas por los esposos José Marcano - Ana Dolores Velásquez y, Amador
Velásquez – Tomasa Marcano. Las
dos parejas estaban cruzadas, José
Marcano y Tomasa eran hermanos y, Amador
Velásquez y Ana Dolores también
lo eran. La primera pareja tuvo una siembra de 7 hijos, y la segunda 7 hijos
también; por coincidencia, cada matrimonio tuvo 3 varones y 4 hembras.
Las dos familias vivieron en el Rincón del
Perro y sus casas estaban una al lado de la otra sin que hubiera cerca alguna
que separara sus patios; esto permitía una abierta y total comunicación por la
parte trasera. Había un solo fogón ubicado en la casa de Ana Dolores, el cual era
compartido con Tomasa, quién hacía arepas para vender en los Millanes y a
pobladores de El Maco. Las dos mujeres (cuñadas
cruzadas) tuvieron la sabiduría para coordinar sus oficios diarios de manera
que no se viera afectado el tiempo de ocupación de cada una. Solían sentarse a comer juntas, todos los días, y lo
hacían en el mismo plato. En caso de que Tomasa
tuviera que viajar a los Millanes para el negocio de sus arepas, Ana Dolores, pacientemente la esperaba;
cosa poco común. Sus hijos, 14 en total,
intercambiaban juegos de muchachos con una armonía increíble y donde nunca estuvo presente la discusión ni la pelea.
Mi casa, ubicada exactamente enfrente, me
permitió desde niño, observar esa gran armonía que existió entre las dos familias. Tanto las 2 parejas de
esposos, como los 14 primos, convivieron de una manera perfecta, sus
épocas de niñez, adolescencia y juventud; contrastando con la realidad de la
época donde las familias tenían muchas desavenencias y los muchachos, por lo
general, discutíamos y peleábamos por
cosas insignificantes.
El haber observado esta convivencia desde muy
temprana edad siempre despertó en mi gran admiración por ese tipo de
convivencia, más aun, después de crecer y ver que la realidad de nuestra
sociedad es otra, donde lamentablemente abundan intereses propios, la envidia,
la crítica malsana y muchos otros vicios de la humanidad, que contaminan las
relaciones. Sin embargo a través de ese HERMOSO
EJEMPLO, vemos reflejada la esperanza de que puede existir un mundo lleno
de respeto y amor al prójimo. Convivir armoniosamente,
si se puede.
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