La "Mexicanización" de la Juventud de El Maco

Por: Nelson Velásquez

 

Durante la Década de los 60, nuestro Maco tuvo una marcada influencia del Cine Mexicano. El  fin de semana, la gente del pueblo, sobre todo la juventud,  se preparaba para asistir al cine y ver, en Formato Cinematográfico Súper – 8, películas mexicanas protagonizadas por Actores  Mexicanos de la talla de: Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, Luis Aguilar, Antonio Aguilar, los hermanos Soler, René Cardona; las Actrices: María Félix, Elsa Aguirre, Marga López, Lilia Prado, Sara García y los Comediantes: Mario Moreno “Cantinflas”, German Valdés “Tin-Tan”, Fernando Soto “Mantequilla” y Armando Soto “ El Chicote”, entre otros.


La  casa de Clotilde Valderrama, que quedaba entre las casas de Casto Velásquez y Justiniano Valderrama y, la Bodega de Chico Rojas, en Maco Abajo; se cuentan entre los lugares donde se proyectaban películas, pero, los de mi generación, conocimos como cine la casa que fue propiedad de Jesús Velásquez, ubicada cerca de la bodega de Horacio, entre las casas de Félix Quijada y Lopito Marín. Previo al día de la película, que generalmente era el fin de semana, se exhibía un Cartelón en la bodega de Horacio, en el bar de Estebita y en la bodega de Chico Rojas (Maco Abajo), donde aparecían  los nombres de los Protagonistas, con algunas foto-afiche, y las palabras “Acción, Puño y Tiros”; esto último, era lo que más entusiasmaba al público. La trama de muchas películas era la pasión por una mujer, las serenatas y el ambiente de las cantinas donde siempre terminaba en “Puños y Tiros”.

Hago esta introducción porque, sin duda, que la información que recibíamos de las películas de acción influyó mucho en el comportamiento que adoptábamos cuando jóvenes donde, los fines de semana, después de haber tomado unas copas en los bares del pueblo, queríamos arreglar las cosas con los puños. El lunes, de cada semana, no faltaba el comentario: “Supiste que ayer se embrollo fulano y fulanito”. Actualmente esta práctica se ha perdido, claro, ha habido mayor nivel de educación, amplia participación del pueblo en actividades y programas sociales y conciencia en la juventud de que el camino correcto es la convivencia pacífica y no la violencia.

ALGUNOS PASAJES DE PELEAS QUE TERMINARON  EN CHISTES

1-.  Protagonistas: Maneque López y Edgar Brito, el de Martina.

Maneque López, era hijo de Mamerta la de Doroteo López quienes vivían en el Sector El Paraíso entre las casas de Albertina y Esteban Velásquez. Maneque tenía ESTRABISMO DIVERGENTE (Bizco),  donde su ojo estrábico estaba direccionado fuertemente hacia afuera. Recuerdo muy bien su fisonomía, era de estatura baja y un poco gordo (Retaco). De carácter fuerte, siempre presto a discutir con quien fuera.

De Edgar Brito, el de Martina,  no guardo muchos recuerdos ya que vivía en Maco Arriba  al final del callejón de chico Velásquez, cerca de la casa de la prima María Reyes y murió muy joven, cuando apenas contaba 23 años de edad; era un poco delgado, de color blanco, tío del primo Ñañito, cuyos rasgos fisonómicos son muy parecidos a los del difunto Edgar (son familia).

Resulta, que en un Diciembre, en plena navidad,  se presenta una pelea en el callejón de Chico Velásquez,  entre Maneque López y Edgar, se fueron a los puños  pero, lograron ser separados por varios jóvenes que se encontraban en el lugar, entre los que estaba  Pablito Marín el de Juana la de Ñango. Después de la pelea siguen discutiendo pero el ojo estrábico de Maneque apuntaba hacia Pablito a lo que éste, temeroso de verse involucrado en la pelea le grita en voz alta a Maneque: “¡Ah!, AHORA LA VAS A COGER CONMIGO”. Desde luego que Maneque no tenía nada contra Pablito.

2-. Protagonistas: Carmelo (Melo), el de Chico Velásquez, y alguien que nunca supe su nombre.

. En frente a la Bodega de Chico Velásquez, se presenta una pelea entre dos muchachos muy jóvenes, uno de ellos vestía una camisa de cuadritos. Después de los puños se fueron a la lucha, quedando arriba el que vestía la camisa de cuadritos, quién sin perder mucho tiempo empezó a darle golpes de manera continua a su oponente. La gente que estaba cerca corrió para ver la pelea y, Chico Velásquez, que estaba atendiendo a unos clientes en ese momento, también se acercó a la pelea y enseguida se identificó con el que vestía la camisa de cuadritos; se emocionó tanto que comenzó a gritar “Dale duro, camisa e cuadritos”, “Dale, dale, camisa e cuadritos”. Luego separaron a los peleadores y resulta, que el joven que estaba abajo llevando golpes era su hijo Carmelo; luego, a Chico Velásquez no le quedó otra que lanzar la siguiente expresión de ASOMBRO Y DOLOR…….“Aaaay, si es Melo”…...

3-. Protagonistas: Isaías Maza (Chaías) y Rómulo Marcano (Mongo).

. Era costumbre de los jóvenes de la época viajar acompañados a pueblos circunvecinos utilizando como medio de transporte la bicicleta; el propósito era encontrar alguna muchacha joven para echarle los perros (como decíamos) y hacer amistades. Desde luego, que los sitios más apropiados para romper el hielo eran las Bodegas / Bares o algún Club de la localidad. A nuestro pueblo también llegaban visitantes, y desde luego, muchos hicieron vida conyugal con mujeres Maqueras.

Chaías Maza, aunque vivía en la Vecindad, estaba muy ligado a El Maco donde tenía su familia y su fuente de trabajo. Mongo, era un joven que vivía también en la Vecindad pero que viajaba mucho al Maco, con Chaías, buscando el amor de su vida. Desde luego, se casó con la prima Teresita Rojas con quien formó su familia.

En uno de tantos viajes que juntos hicieron a El Maco, que generalmente eran los fines de semana; ya de regreso a la vecindad,  después del disfrute de unas cuantas cervezas y de haber oído canciones Mexicanas en las Rockolas, cuando iban por la carretera a la altura de los robles, donde había un arenal, Mongo le dice a Chaías: “Indio joven quiere pelear con Indio viejo”, a lo que Chaías responde “Si eso es así, entonces Indio viejo también quiere pelear con Indio joven”, bajan de la bicicleta y se van a los puños, luego, Mongo pudo llevar al suelo a Chaías y éste al ver que no podía con Mongo le grita “Ya está bueno, Indio joven”. Ellos mismos se separan, cada quien agarra su bicicleta, continúan el camino a casa y aquí no ha pasado nada; todo fue entre amigos.

4-. Protagonistas: Manuel Velásquez y Chico Guerra.

. Manuel Velásquez, hijo de Valentín Velásquez, pasó su juventud y parte de su adultez en el Estado Zulia; Yo lo conocí, ya hecho hombre cuando regresó a El Maco para quedarse, definitivamente. Chico Guerra, quien también pasó parte de su juventud en Caracas y el Estado Zulia, ya estaba establecido en nuestro pueblo y se había unido sentimentalmente a Dolores Ríos, formando una pareja muy trabajadora y emprendedora llegando a tener una Zona Franca en El Maco. Vivían en la casa que está al lado de la Iglesia, lugar donde concurríamos muchos jóvenes amigos a compartir momentos de jodederas.

Resulta que a la llegada del primo Manuel Velásquez a El Maco, comenzó un calvario de peleas todos los fines de semanas. El lunes de cada semana la gente comentaba “Sabes quien volvió a embrollarse ayer” y la respuesta era “Manuel Velásquez”.

Un lunes, estábamos varios jóvenes en la sala de la casa de Chico Guerra y éste, estaba sentado en la puerta de entrada a la casa, con la mirada hacia nosotros, pero dando la espalda a la entrada; comentábamos el caso de Manuel Velásquez  y Chico Guerra dijo “Y vino ese vergajo de Manuel Velásquez de Maracaibo a embrollar El Maco, tan tranquilo que estábamos nosotros carajo. Pero eso es porque no se ha encontrado a alguien bien arrecho que le dé unos coñazos”. Chico Guerra nota que no hay reacción alguna entre los que estábamos ahí, quienes ya  habíamos observado la llegada de Manuel Velásquez; y ante tanto silencio, Chico Guerra voltea hacia la puerta y cuál sería su sorpresa cuando ve a Manuel Velásquez que estaba oyendo todo lo que había dicho. Imagínese Ud., amigo lector, la cara que puso Chico Guerra. Yo, después de tantos años todavía recuerdo su rostro donde mezcló sorpresa, miedo y angustia, acompañado de un tremendo  grito; luego vinieron las palabras tratando de disculparse pero, el comentario es como el agua que después que se riega no se puede recoger.

Sin duda alguna que el cine Mexicano, tras aportar distracción a nuestro pueblo Maquero, tuvo que ver mucho con la inclinación que tuvimos por las canciones mexicanas que ofrecían las rockolas, aprendiendo sus letras, por acudir a los bares para libar copas al estilo de las cantinas y, para arreglar cualquier discusión con los puños.

 

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