Las Mareras de El Maco
¡Marera!
Uno trae esta palabra a la memoria y la asocia con lucha y trabajo duro. En
Margarita, la palabra marera tiene ese significado. Largos recorridos diarios
con un sol ardiente. En mi niñez, recuerdo ver
las mareras que pasaban por El Maco vendiendo pescado. Se veían alegres,
siempre con una sonrisa en la cara, una cayena en su pelo y una graciosa
grosería. Sus penas, angustias y largo trajinar se tapaban con esas alegrías y
vistosidades.
En
una oportunidad anterior, tuve la oportunidad de hacer una pequeña crónica del
trasporte público en El Maco y decía que este servicio público atendía
basicamente una necesidad. Su sustento como actividad económica era llevar a
las mareras maqueras y dejarlas entre la Otra Banda y Porlamar. Desde
diferentes puntos (La Otra Banda, La Asunción, El Poblado y Porlamar)
emprendían otras rutas todas con largos recorridos caminado y la mara que le
servía de tapa sol.
Recuerdo
con el apoyo de mi mamá a: Berta Marcano (+S), Petra Velásquez (+), Petra
Villarroel (+) Ceferina Marcano (+), Urbana Valderrama (+) Viviana Cardona (+),
Aureliana González (+),Teresa Cardona (+), Juana Cardona (+), Enma
González (+) Elisa González (+)
Ernestina Rivero, Severa Marcano (+), Anastacia Velásquez (+), Simplicia
Carreño (+), Alvina Rojas (+) Enma Cedeño (+), Ana Victoria Cedeño, Felipa de
Velásquez (+), María del Valle Marín (+), Gregoria (Goya) Vásquez (+) y mi
mama, Evangelista Marín. Es muy posible que se hayan escapado varios nombres,
pero si es así, es la memoria de mi mamá y la mía que nos falla.
Había
mareras maqueras que tenían su puesto en el viejo mercado de Porlamar (Petra
Villarroel, Felipa de Velásquez, Enma y Elisa) pero otras hacían largos
recorridos. Berta Marcano, que vivía en esa humilde casita que estaba en la
esquina (frente a la pilita), recorría desde El Poblado hasta Punda. Ese mismo
trayecto, me cuenta mi mamá, lo emprendía Ceferina. Urbana Valderrama andaba
entre La Asunción y Porlamar. Simplica Carreño recorría la Guardia y
seguramente una parte de San Juan.
Viviana
Cardona hacía recorrido a pie desde La Asunción hasta Pampatar. Hoy sabemos los
atajos que hay para llegar rápido en carro desde La Asunción hasta Pampatar. Es
cosa de imaginarse a Viviana Cardona hacer ese recorrido para luego a las 3 de
la tarde tomar un carro que la llevara a Porlamar para tomar el carro de
Llanito o Cruz Marcano y venirse a El Maco a eso de la 6 de la tarde.
Me
cuenta mi mama, que a veces a ella le tocaba quedarse en la Otra Banda y de ahí
anda hasta El Salado por la vía vieja, que ya hoy poco se transita. Otras se
quedaban en Porlamar y caminaban hacia Bella Vista y le alcanza el tiempo para
llegarse hasta Pampatar.
¿Cómo
hacían estas luchadoras para ayudar con su trabajo a levantar su familia?
Había
comerciantes que le fiaban. En El Maco, uno de estos apoyos era la Señora
Simplicia de Carrión (+) que de Caracas traía mercancía y la fiaba. Me cuenta
mi mamá que a veces, la Sra. Simplicia le enviaba ropa y otro tipo de mercancía
y en cierto tiempo pagaban. También utilizaban comerciantes de Juan Griego y
Los Hatos (Benancio Quijada, Tello Marín, Jesús Velásquez)
Así
como ellas trabajaban con los fiados que le otorgaban comerciantes, también ellas
dejaban “regado” los que ofrecían en sus ventas. Dejar “regado” era una manera
de decir que fiaban. Las mareras eran mujeres con limitaciones en el manejo de
la contabilidad, pero desarrollaron una gran habilidad para llevar mentalmente
sus operaciones de compra y venta. Llevaban muy puntualmente en su memoria los
que dejaban “regado” y sus deudores y también los pagos que iban haciéndole a sus proveedores.
La
Zona Franca y el Puerto Libre cerraron este ciclo de las mareras y se abrió
otro, donde ya no se cargaba las maras sino los sacos. En este destacaron (que
recuerde) la Señora Avilia (esposa de Cheno) que se iba con su saco hasta la
ciudad de Anaco, la Señora Albina (+) Tía María y mi mamá que debo decir, en
esto fue una luchadora. Mi mamá estuvo un tiempo llevando mercancía hasta
Puerto la Cruz y luego hasta San Félix. Pienso en el trabajo y el sacrificio
que debió hacer y en verdad, siento mucho orgullo por ella. Estuvo hasta hace
muy poco en esta actividad.
De
estas luchadoras están con nosotros: Ana Victoria Cedeño, Avilia y mi mamá.
Dios y la Virgen del Valle le de fuerza para tenerlas muchos años disfrutando
de sus nietos y bisnietos.
Hola Taria. Muy buena esa reseña, pero te faltó nombrar entre los proveedores al señor Victor Marcano. Saludos a Vagela si está allá todavía. Un abrazo
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