El Posiclero en El Maco
“Por ahí vine el posiclero/, tocando su campanita/ corriendo todas las
calles de la isla de margarita/ Langi/langi/la/Campaneando va”. Así, suena
parte de la letra de una canción compuesta por Perrucho Aguirre, que recoge una
figura muy pintoresca de la isla hace ya muchos años.
Hoy vemos a los heladeros con su carrito. Ayer eran los posicleros con su
campanita. Si bien es cierto que en El Maco, hasta donde logro recordar, no
teníamos un posiclero con su campanita, cierto es, que este pintoresco
personaje, que nos alegraba algunas
veces la vida, y otras no, la
complicaba, recorrió nuestras calles y siempre estaba a la entrada de la Escuela
“Apolinar Figueroa Coronado” del pueblo.
Cuando había la locha en el bolsillo, la campanita sonaba alegría y uno se
daba su gustazo saboreando un posicle de colita, mantecado, coco o naranja. Se Tenía la opción de dos modelos de posicle.
Uno era el redondito y el otro, era rectangular
y delgado.
Un poco más del mediodía, el posiclero con su carrito y su campanita se
veía entrando al pueblo, calculando estar en la puerta de la
escuela a las 2.00 pm, que era la hora de entrada a la escuela en el turno de
la tarde; ahí el langi/langi-la de Perucho Aguirre.
En verdad en El Maco no había un posiclero, pero en mi infancia y casi en
mi adolescencia conocí a dos: Uno lo llamabamos “Jiquijique”. Era un señor
catire, gordito y bajito que supongo era de Santa Ana del Norte; todos lo
conocíamos por “Jiquijique” pero, por razón desconocida, dejamos de verlo.
Luego de “Jiquijique”, vino “Chao/Chao”. Este posiclero era de Las Gamboas
y nos alegró la vida con sus posicles
por muchos años; se hizo casi un personaje maquero e hizo pareja con María Alcalá, que vivía en el Rincón del Perro.
Me cuenta el paisano Nelson Velásquez, que durante su niñez conoció a un
posiclero, de piel morena oscuro, no recuerda su nombre ni su procedencia, que
también recorría las calles de El Maco vendiendo “Polos el Trompillo”; y que para la época, el
posicle venía premiado si, al terminar de consumirlo, aparecía en la paleta el
nombre de Trompillo. El premio era un posicle adicional.
Estas figuras del posicleros se extinguieron. Afortunadamente, Perrucho
Aguirre con su grupo musical “Collar de Perlas”, compuso esta canción para
resguardar a esta pintoresca figura de nuestra niñez y adolescencia.
NOTA: Agradezco la colaboración del paisano Nelson Velásquez. Incorporó a las dos notas dos personajes, que no fueron de mi época. El Posiclero del Trompillo y a Víctor Velásquez. Conocí a Víctor Velásquez, pero no en esa fase de artesano de voladores.
Comentarios
Publicar un comentario