Catalino Córdva (Catana) y diciembre en El Maco
De niño y cuando estaba en el lugar aparentemente menos
indicado para oír las parrandas que amanecían en mi pueblo, después del 24 de
diciembre, desde muy lejos, oí la bulla de los cantadores y personas que
animaban estas parrandas. Yo vivía con mis abuelos paternos en una pequeña
empinada y el viento tal vez, nos traía la bulla de las parrandas.
Cantadores habían tantos en cada parranda, como los músicos y personas que la seguían. Cualquiera,
con unos tragos en su sangre y "amanecío", se lanzaba con su voz. No era fácil
desde lejos distinguir a uno de ellos.
Estas parrandas generalmente, llegaban a las puertas de las casas y luego pasaban al interior con su bulla y cantos de aguinaldos.
Estas parrandas generalmente, llegaban a las puertas de las casas y luego pasaban al interior con su bulla y cantos de aguinaldos.
Hoy, a pesar de que
hago un esfuerzo, no logro identificar a muchos de estos parranderos fijos de
diciembre. Uno me era muy fácil, porque tenía un tono especial y hasta desde
lejos y siendo niño, lo identificaba.
No entraba con las manos vacías a las parrandas
decembrinas. Era él y dos palitos.
Una parranda en diciembre sin Catalino Córdova (QEPD)
carecía de algo vital. Catalino fue especial en esto. Una parranda en diciembre
y en su tiempo sin él, era muy buena, pero no tan buena porque faltaba
Catalino. Siempre había más de una parranda en cada diciembre en El Maco.
Había dos cosas que se oía con puntual claridad en las
parrandas de diciembre donde Catalino participaba. Una de estas cosas
especiales y hermosas, era el sonido tan particular, que le daba a los dos palitos
marrones que tenía para acompañar a estas parrandas y acompañarse él. Esos dos
palitos marrones, no sé su familia los guarda, pero se aparecían únicamente en diciembre.
No sé, si estos palitos marrones, es lo que uno conoce
con el nombre de clave, pero Catalino Córdova con esos dos palitos, le agregaba
valor al sonido musical de la parranda y facilitaba que la parranda dejara de ser una bulla de
personas amanecidas y “paloteadas”.
La otra cosa que Catalino Córdova le agregaba a una
parranda en diciembre en El Maco era su particular voz. No sé musicalmente
explicarlo, pero una malagueña en el momento de las malagueñas en las parrandas,
era muy especial en la voz de Catalino. Su canto se distinguía. Si tengo que
explicar, lo que no puedo explicarle musicalmente, debo decir, que así como como Simón Díaz, es el maestro de las tonadas
por la manera como asumía este canto; Catalino Córdova en nuestro Simón Díaz en
estas parrandas.
Sé que las parrandas decembrinas fueron muriendo mucho
antes, que Catalino Córdova nos dejara físicamente, pero de niño y ya de joven,
era muy difícil vivir un diciembre en El Maco sin Catalino Córdoba metido en una parranda. Eran
diciembre hermosos, humildes sin cena como se conocen hoy, pero como parrandas
y pidiendo aguinaldos. Catalino Córdoba era como el lazo o el alma de estas parrandas
decembrinas.
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