Valentín
Marín (Ñotín) y Amaranta
Entre
lunes y viernes a horas del medio día (12:00m-1:00 pm) la casa de mi
abuelo y abuela materna era un escandalo. Se oía: Amaranta dame un
kilo de Coroco, Amaranta dame un kilo de carachana, Amaranta dame un
kilo de jurel.
Mi
abuela muy temprano salía en uno de los tres carros (llanito, Cruz
Marcano y Alfredo Valderrama) que iban a Porlamar. Llegaba al mercado
de Porlamar y se abastecía de pescado para ese día, verduras y
algunas frutas (Mango y cambur).
A
la hora de salir de la escuela, mi abuela estaba regresando y a esa
hora la casa de mi abuelo y abuela era un bullicio.- Mi abuela
aseguraba el almuerzo de muchas familias del Pueblo, porque también
el paquete garantiza la “vitualla”, que era como le decíamos en
esos tiempo a la verdura. Entre Lunes y viernes en mi pueblo, el
almuerzo por lo general era sopa de pescado con su respectiva
vitualla y su arepa de maíz.
El
Viernes mi abuelo “Ñotín” salía a caminar varios pueblos
cercanos (Vecindad, Tacarigua, El Cercado, Santa Ana) para hacer
negocios con familias que criaban cochinos. Mi abuelo hacía los
negocios al ojo. Acordaba viendo el cochino un precio y compraba así.
Esa práctica me pareció muy particular porque nunca oí en la
familia que mi abuelo se hubiese pelado en un cálculo.
Había
un señor del Cercado de nombre Poncho Romero que era el responsable
de trasportar en burro los cochinos y estos llegaban a la casa de mi
abuelo el sábado en la tardecita para ser sacrificados en la
madrugada del domingo.
Los
domingos la casa de mis abuelos, se volvía nuevamente una
algarabía. Amaranta dame un kilo de pellejo. Amaranta dame un kilo
de hueso y pellejo. Mientras mi abuela atendía estas demandas; mi
abuelo estaba en la faena de preparar los chicharrones en un caldero
que tenía en la parte de atrás de la casa y para el medio día, se
tenía deliciosos chicharrones con carne y tocino doraditos. Alguien
previamente contratada, preparaba las morcillas, que eran otras
delicias.
Recuerdo
que tanto los chicharrones, las morcillas, como los kilos de pellejos
o de hueso y pellejos eran productos que por lo general demandaba las
familias más pobre del pueblo.
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