Justiniano
Valderrama
Rojas
y
Su
Hato
San
Vicente
Por
Beto
Valderrama
Patiño
Justiniano
Valderrama
Rojas
(Q.E.P.D.)
fue
un
poeta
popular
margariteño,
maquero
(1895-1969).
Nacido,
criado
y
formado
en
aquella Margarita
¿atrasada?
donde
como
ser
humano,
aprendió,
entendió
y
adquirió
consciencia
del
por qué
y
para
qué
formaba
parte
de
una
sociedad,
donde
el
respeto
y
los
valores
eran
fundamentales.
Aprendió
a
leer
y
a escribir
cuando
todavía
no
había
escuela
en
su
pueblo.
Fue
un
consecuente
lector.
Como
muchos
margariteños
,
se
dedicó
al
comercio
(llevando
y
trayendo).
Su
principal
fuente
de
esta
actividad
comercial
fue
la
artesanía
de
su
pueblo
natal:
zapatos,
cotizas,
guruperas,
también
mapires
y
cestas
de
otros
pueblos.
En
esa
actividad
recorría
parte
de
Margarita.
Pero;
con
el
entusiasmo
de
otros
comerciantes,
empezó
a
viajar
a
Puerto
la
Cruz,
Cumaná,
los Llanos
y Caracas.
Esa
experiencia
adquirida
como
comerciante,
quizás
engendró
la
ida
de
comprar
un
terreno
de
unas
cien(100)
hectáreas,
entre
El
Maco
y
El
Cercado
(año
1937).
Allí
fabricó
una
vivienda
de
bahareque
y
tejas
al
estilo
de
la
época
donde
nacieron
varios
de
sus
hijos.
Fomentó
una
cría
de
ganado
vacuno
y
cabrío,
además
aves
de
corral
,
pues
era
aficionado
a
las
peleas
de
gallo.
Dio
nombre
a
ese
espacio
como
"Hato
San
Vicente".
Contrató
trabajadores
de
pueblos
cercanos,
para
tareas
urgentes
como
por
ejemplo,
la
construcción
de
dos
pozos, uno de ellos tenía por nombre "La Morosa".
Los
límites
de
dicho
terreno
los
cercó
hasta
la
cima
de
los
cerros,
protegiendo
así
su
propiedad
dándole
valor
y
respeto,
y
por
supuesto
la
garantía
de
que
el
ganado
allí
existente,
no
se
descarrilara
y
molestara
a
las
comunidades
vecinas.
Foto: Contribución de Luis Ernesto Marcano Carrión |
Fue
el
Hato
San
Vicente,
un
punto
estratégico
para
la
convivencia
entre
los
pueblos
cercanos
y
transeúntes
que
allí
pernoctaban
diariamente,
al
realizar
sus
diligencias
a
pie,
ya
que
el
sistema
de
transporte
no
existió,
sino
desde
la
décadas
de
los
años 50
esporádicamente.
Parcelar
dicho
terreno
hasta
los
cerros,
permitió
su
uso
por
agricultores
para
la
siembra
de
maíz,
yuca,
chaco,
(batata)
auyama,
patilla,
melón,
plátano,
caña
de
azúcar
y
otros
rubros
.
Esto
ocasionaba
un
movimiento
todos
los
días,
que
se
complementaba
con
la
venta
de
leche
y
así;
la
actividad
del
hato
contribuía
con
el
sustento
de
muchos
hogares.
Fueron
muchos
los
hatos
que
existieron
en
Margarita
durante
muchos
años.
Hay
todavía
algunos
activos.
Lamentablemente,
en
los
últimos
50
años,
en
Margarita,
el
interés
ha
sido
llenar
a la isla
de
piedra
y
cemento,
sin
percatarse,
que
de
haberle
dado
la
importancia,
que
para
su
sustento
estos
hatos
representaba
y
se
le
hubiera
dotado
de
sistema
de
riego;
Margarita
sería
un
emporio
de
grandeza
agrícola
y
ganadera,
que
acompañada
con
la
pesca,
nos
garantizaba
un
sistema
alimentario
de
altos
calibres.
Cuando
el
Justiniano
Valderrama,
se
ubicó
definitivamente
en
su
pueblo
natal,
El
Maco,
quedó
encargado
de
la
custodia
del
Hato
San
Vicente,
el
popular
“Pachico”,
que
por
muchos
años
se
dedicó
a
mantenerlo
y
preservarlo
con
su
familia. Muchas veces vimos a la Señoria María (QRPD), esposa de Patricio, cargar maras de anón de una parcela que mantenía con muchas matas de ese fruto que también nos dió vida.
Cumplió
así,
Justiniano
Valderrama
Rojas
una
función
social
independiente,
en
aquella
Margarita
de
tanta
precariedad,
pero
que
históricamente
no
se
ha
valorado
de
subsistir
de
nuestros
antepasados,
que
hoy
se
pretende
remediar
con
trapos,
papel,
plástico,
güisqui
y
todo
tipo
de
porquería
que
nos
traen
de
otros
lugares.
Testigos
de
lo
expuesto,
hace
años
que
dejaron
de
existir
los
pozos
.
Casi
ni
se
recuerdan.
Justiniano
Valderrama
Fue
un
poeta
popular
Que
el
verso
supo
remar
Adquiriendo
justa
forma
En
su
pueblo
se
le
aclama
Como
hombre
inteligente
Decidido
y
consecuente
Con
el comercio y
la cría
Por
eso
un
lejano
día
Fundó
el
Hato
San
Vicente.
Texto y décima de Beto Valderrama Patiño
Texto y décima de Beto Valderrama Patiño
Nota de la Coordinación del Blog:
1) En esta actualización, colaboró Gabriela (Gaby) Lirola y Luis Ernesto Marcano Carrión. Agradecemos sus aportes.
2) Nuestras vacaciones escolares y sobre todo para los que vivíamos en El Maco arriba; el "plan vacacional" era meterse en la "conucá", la peña, los hoyos y otros sitios del Hato a cazar tortolitas y potocas. Eso ocupaba parte de esas vacaciones escolares.
1) En esta actualización, colaboró Gabriela (Gaby) Lirola y Luis Ernesto Marcano Carrión. Agradecemos sus aportes.
2) Nuestras vacaciones escolares y sobre todo para los que vivíamos en El Maco arriba; el "plan vacacional" era meterse en la "conucá", la peña, los hoyos y otros sitios del Hato a cazar tortolitas y potocas. Eso ocupaba parte de esas vacaciones escolares.
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